Durante el siglo XIX y hasta 1930 aproximadamente, las posiciones de la Sociedad Nacional de Agricultura no entraron mayormente en conflicto con las políticas estatales. Como el Estado se financiaba gracias a los impuestos de las exportaciones de salitre y cobre, se abstenía de realizar cargas tributarias hacia el sector agropecuario y así evitaba conflictos sociales mayores. A su vez, había una estrecha relación entre el sector agrario y el Estado.

Parte importante de los cargos del Poder Ejecutivo y Legislativo estaban en manos de hacendados quienes velaban desde sus lugares sus intereses sobre la tierra, la agricultura y el ganado. En 1874, 28 de los 96 diputados y 17 de los 30 senadores del Congreso Nacional eran hacendados y hasta 1930, ocho ministros de Estado fueron dirigentes de la Sociedad, a la vez que el Presidente Ramón Barros Luco presidió el gremio entre 1901 y 1910. Por su parte, Federico Errázuriz Echaurren, presidente entre 1886 y 1901 fue un referente de los intereses rurales, siendo uno de los propietarios de una de las haciendas más grandes del país: El Huique.