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Almacenes de música

Las casas editoriales, abocadas a la impresión y distribución de partituras y cancioneros, con el incremento de la demanda musical, pasaron a transformarse en almacenes de música que tenían a la venta, además, instrumentos y elementos musicales variados.

Con el paso del tiempo y el rápido crecimiento tecnológico de las máquinas de grabación y reproducción del sonido, los almacenes de música se hicieron parte de una industria mucho más compleja y con una creciente masividad.

A través de los almacenes de música se introdujeron diversos instrumentos musicales a la escena social y cultural del país, como armonios, acordeones y pianos. El caso más emblemático sucedió con el piano, que masifica su entrada a mediados del siglo XIX. A partir de esta introducción, comenzará a surgir una masa crítica, vinculada a los profesores, así como fábricas que se abrieron al diseño y la construcción de estos instrumentos.

En las primeras décadas del siglo XX destacaron los almacenes de música de Adolfo Fazarus, Casa de Buenos Aires, del compositor Carlos Pimentel, y Casa Amarilla. Esta última, fundada en 1910, importaba partituras de las distintas casas que existían en la época, publicaciones con métodos de estudio y diversos instrumentos musicales. Como novedad tenía una profesora de piano en la tienda que tocaba las piezas musicales solicitadas por el público asistente. A su vez, como una forma de estimular la creación musical e incrementar su catálogo, organizaba concursos de composición junto a la radioemisora local, Radio Cooperativa Vitalicia. Hacia 1926, Casa Amarilla producía hasta 50.000 copias de partituras diarias, lo que la llevó a presentarse como "el almacén de música más importante de Hispanoamérica, aún solo teniendo locales en Santiago y Valparaíso" (González, Juan Pablo. Historia social de la música popular en Chile 1890-1950. Santiago: Eds. Universidad Católica de Chile, 2005, p. 123).

Con el tiempo, los almacenes de música diversificaron su oferta y muchos se especializaron en la venta exclusiva de algunos instrumentos musicales, como fue el caso del piano o en la comercialización de partituras. Otros, en cambio, -tras la incorporación al mercado de nuevas formas de reproducción musical- innovaron y se transformaron en pequeños sellos discográficos.