Las intervenciones artísticas en las instalaciones del metro de Santiago tienen como referentes diversos metros de Europa que han propiciado espacios para la cultura local. La relación del arte y la empresa comienza a gestarse en Chile a partir de la Ley de Donaciones Culturales promulgada en 1990 que incentiva a las empresas a apoyar proyectos culturales de diversa índole, integrando el campo artístico al territorio del liberalismo económico del mercado.

Desde entonces, comenzó a asentarse toda una institución de intervenciones en el espacio público, aprovechando la gran cantidad de usuarios del metro como espectadores o consumidores de arte, el metro de Santiago se convirtió en una de las primeras empresas en hacerse cargo de la relación entre arte y espacio urbano de manera institucional.

Cabe recalcar que la selección de artistas y las obras instaladas en las estaciones de metro ha abierto un nuevo canon de valoración del arte público ligado al mercado. La corporación cultural Metroarte ha tomado consciencia de que sus estaciones son hitos y, con ese carácter, las obras exhibidas se recubren de un sentido que involucra un criterio curatorial particular, relacionado con los mercados de arte.

En este espacio han hecho intervenciones permanentes artistas como Mario Toral, Francisco Smythe, Roberto Matta, Guillermo Muñoz y Hernán Miranda, entre otros.