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Ana Tironi, Directora de la primera institución cultural del país:

"La Biblioteca Nacional es un espacio de encuentro de todos los chilenos"

Pasó agosto y muchos celebran: la llegada de la primavera, el fin del invierno y la proximidad de fiestas patrias. Agosto es también un mes de celebraciones en la Biblioteca Nacional de Chile. El día 19 la institución cumplió 198 años, una edad que la pone en camino a su propio bicentenario.

14 de septiembre de 2011

Conversamos con Ana Tironi Barrios, Directora de la Biblioteca Nacional de Chile, sobre el pasado, los fantasmas, el presente y el futuro de la primera institución cultural de Chile, la que ya se encuentra preparando la celebración de sus 200 años, pero también soñando sus próximos 100 años de vida.

¿Cuáles son los preparativos de cara al Bicentenario de la Biblioteca Nacional?

Estamos en un punto de inflexión pero se respira un gran espíritu que atraviesa muchas actividades, tanto internas como externas. En lo interno estamos, junto a todos los funcionarios, preguntándonos hacia dónde vamos, qué énfasis pondremos y qué Biblioteca merece Chile para los próximos 200 años. En lo externo, buscamos consolidarnos no sólo como centro de acopio de cultura, sino como una de sus productoras, retomando nuestros talleres anuales de literatura, alistando un ciclo estable con charlas magistrales de premios nacionales y publicando el 2013 una profunda investigación, no la historia convencional de la Biblioteca Nacional, sino una que muestre cómo pasó por la Biblioteca Nacional la historia política, social y cultural de Chile. También estamos preocupados de mantener este edificio que tiene más de 100 años. Así, los preparativos incluyen desde los detalles domésticos hasta las publicaciones, desde los talleres y exposiciones hasta el crecimiento de Memoria Chilena, nuestra Biblioteca Nacional Digital. Queremos además lograr que la biblioteca sea un lugar de encuentro urbano. Por que hoy hay mil formas de leer, pero las bibliotecas siguen siendo espacios esenciales de encuentro y fomento de la lectura, como país.

En ese sentido, considerando las nuevas tecnologías y las variadas formas de acceder hoy a la lectura ¿Cuál es el rol que juega actualmente la Biblioteca Nacional de Chile?

Tiene distintas dimensiones. Juega un rol simbólico, en tanto que este es un espacio republicano donde nos encontramos todos los chilenos y donde todos tienen acceso. Eso es muy importante. La biblioteca ya no es sólo ese santuario silencioso de antaño. Cada vez hay más exposiciones, conciertos, conferencias, actividades para niños. Por otra parte, juega un rol actual. Es bonito pensar que esta biblioteca da forma al sitio de cultura más visto de Chile: Memoria Chilena, que nace de nuestras colecciones, vincula el acervo patrimonial que custodiamos con el mundo digital y sus múltiples comunidades. Y finalmente está su rol histórico, tanto desde el punto de vista arquitectónico como por el hecho de ser el principal centro de acopio y consulta de lo que se publica en Chile y de Chile más importante y completo del mundo.

¿Cómo se hace cargo la Biblioteca Nacional de sus usuarios presenciales y de sus 'nuevos' usuarios virtuales?

Lo que está claro es que el foco es el usuario. Las colecciones no tienen sentido si no están abiertas a nuestros usuarios o si no se pueden ver o investigar. Conservar, almacenar y acopiar tiene sentido para mostrar, para que alguien lo investigue. Mientras, nos centramos en mejorar nuestros servicios, que haya buena iluminación, calefacción y acceso. Al mismo tiempo, buscamos sorprender a los usuarios entregándoles más de lo que vienen a buscar. Si un usuario viene por un libro se encuentra con una exposición de Luis Poirot, otra de Alvaro Hoppe y ahora una gran muestra sobre el circo chileno. En cuanto a nuestros usuarios virtuales, ya no son tan nuevos. La digitalización y la publicación en web comenzó el 2000 y lo mejor que le podemos ofrecer es un acceso remoto de calidad. Que desde cualquier parte del mundo puedan acceder a más y mejores contenidos. Eso ha sido históricamente Memoria Chilena: nuevas colecciones, nuevas salas virtuales, nuevos sitios temáticos. Sólo nos falta avanzar en el sueño de trabajar a pedido, que los investigadores nos digan qué buscan y nosotros podamos digitalizarlo.

¿Qué más debe ser la Biblioteca Nacional de Chile?

¿Que más no? (ríe)... Necesitamos que el mismo encanto que nos provoca a nosotros trabajar en la Biblioteca Nacional pueda pasarse a nuestros usuarios, ese es el desafío. Para la mayoría de la gente la Biblioteca todavía es esta cosa medio latosa, polvorienta. Para los investigadores es su fuente de trabajo, pero falta pasar esta riqueza que nosotros sabemos que tiene, que hay un Archivo de Música con partituras de compositores chilenos nunca tocadas, en el Archivo del Escritor con los manuscritos de Gabriela Mistral, en nuestra Sala Medina con colecciones invaluables. Tenemos que seguir haciendo esfuerzos por mostrar la riqueza de la Biblioteca Nacional. Eso tiene que ver con mucho trabajo. Que nuestras exposiciones se basen en nuestras colecciones, tenemos el 95% de todas las revistas que se han publicado en Chile, ¡eso es un gran tesoro que debemos revalorizar!

¿Qué problemas tiene hoy la Biblioteca Nacional?

Una de sus principales dificultades es el acopio. Recibir todo lo que se publica en y de Chile genera un gran problema de almacenaje. Este edificio se construyó hace muchísimos años, cuando había otro ritmo de impresión y solo un tipo de soporte, el papel. Hoy las bóvedas nos están quedando pequeñas y contrariamente, cada vez se publica más. Necesitamos -también- hacer un diagnóstico completo de nuestras piezas a conservar, pero no hemos podido hacerlo todos los años y finalmente, investigar más nuestras colecciones, hacer una curaduría de ellas, para poder relevar lo que está detrás de estas murallas y llevarlo a nuestros usuarios en más exposiciones y conferencias.

La vida es sueño

Cumplir 200 años invita a soñar. Se puede revisar la historia y preparar eventos, publicaciones y festejos, sin embargo, los cambios y los hechos siguen sucediendo en el mundo impulsados por personas, que son las que finalmente proyectan el futuro de las instituciones.

¿Qué significa para una historiadora ser la Directora de la Biblioteca Nacional?

Es conmovedor como historiadora y persona. Y no es sólo el cargo. Saliendo de la universidad trabajé acá por 4 años, después estuve en un canal de televisión y volví a Memoria Chilena, donde fui editora de historia y más tarde Coordinadora General. Entonces se trata de muchas cosas. De la emoción de recibir el llamado de Álvaro Covarrubias para una donación de cartas que tenía su abuelo y que resultan ser de Bernardo O´Higgins y otros próceres. Toparte con eso, con esa generosidad y por otra parte, con una infinidad de proyectos es algo fascinante. Somos un gran espacio de la cultura nacional, al cual llegan iniciativas vinculadas al patrimonio inmaterial, a la fotografía, la música, el arte y la historia. Y eso es parte del orgullo de pertenecer a la Biblioteca Nacional.

¿Cómo sueñas a futuro la Biblioteca Nacional?

La sueño preciosa, con un edificio perfecto, con una bodega satélite que pueda atender a público, como en Madrid que tienen una bodega-sucursal con las copias dos donde la gente también puede ir. Con los catálogos en línea de forma impecable, con más espacios para usuarios, con esta mezcla de clasicismo y vanguardia arquitectónica, con espacios para que la gente pueda trabajar, estudiar y conversar, no sólo una biblioteca en silencio, sino con espacios de diálogo permanente. Y finalmente, hacer crecer nuestro entorno, con la plaza Vicuña Mackenna unida al cerro Santa Lucía y que eso sea una gran plaza de la cultura, con cafés y librerías que haga de antesala a la Biblioteca Nacional.

Finalmente, de los sueños a la práctica, ¿Que temas han marcado tu gestión en la Biblioteca Nacional?

Son tres ejes que tempranamente busqué. Uno es el rol de Biblioteca Patrimonial, en el sentido de lo que tenemos acá es patrimonio de todos. Dos, una Biblioteca Digital, cuyo ejemplo es Memoria Chilena. Tercero, una Biblioteca abierta a la comunidad, sin exclusiones ni fronteras, en la que toda persona interesada en el patrimonio de Chile pueda acercarse y tener la mejor atención posible.

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